"A Ancelotti le falta mano dura"
“No se puede salir a jugar andando”, esa era la frase que resonaba ayer como un estribillo pegadizo por los pasillos de la T4 del Santiago Bernabéu. Después de tres partidos sencillos en los que el equipo se levantó tras el batacazo del Calderón, el Villarreal era un sparring ideal para comprobar si el Madrid había recuperado la pegada o si los brotes verdes eran tan virtuales como los de Zapatero.
Fue lo segundo. El Madrid volvió a pinchar ante uno de esos seis equipos de la Liga que tienen capacidad por plantilla para complicarle la vida —Barcelona, Atlético, Valencia, Sevilla, Villarreal y Athletic— y lo hizo recayendo en un pecado capital que desespera a la grada del Bernabéu y que no se perdona en los despachos: la pereza. “Parecía como si no nos jugáramos nada”, decían ayer algunos directivos del equipo blanco, que consideran que el Madrid tiró la primera parte con un juego pasivo y una actitud “pasota”.
En las oficinas, la imagen del equipo no gustó un ápice a los que mandan y vuelven a señalar, otra vez, a Carlo Ancelotti como el primer responsable de los males del Madrid. Creen que el técnico no supo motivar a sus jugadores, ni trasmitirles la importancia del partido para mantener la distancia con el Barça, ni advertirles de que al Villarreal no se le gana al trantrán.
No es la primera vez que desde los despachos del Bernabéu los dirigentes blancos se indignan con Ancelotti, al que acusan de ser demasiado condescendiente con sus jugadores. “Está bien tener mano izquierda, pero a veces hay que tener también mano dura”, decía ayer un alto directivo, que hacía hincapié en que los dos puntos que el Madrid perdió el domingo con el Villarreal pueden echarse mucho de menos a final de Liga.
Sobre los cambios, solo hay unanimidad en una cosa: que Ancelotti siempre los hace tarde. A algunos no les gustó nada que quitara a Isco, pero otros creen que el equipo estaba roto por el medio y necesitaba alguien que achicara el agua que le estaba metiendo el submarino.